Le pagan 80$ la hora para mimar a extraños y aliviar el estrés
Hoy en día todos luchan por encontrar el "trabajo de sus vidas", el bien pago, por el cual se siente haber invertido los mejores años de la propia vida inclinado sobre los libros para estudiar. Lamentablemente, no es obvio poder lograr tal satisfacción, pero todos tenemos el deber de esforzarnos en ese sentido. Robin Marie, probablemente, ha alcanzado su objetivo y está muy feliz: a sus 48 años, gana 80$ la hora por "mimar a desconocidos". Un trabajo algo raro, reconocido por una certificación, que le permite ganar hasta 40 mil dólares al año. Su objetivo es hacer estar bien a los demás gracias al simple contacto físico: abrazos, mimos y caricias. ¿Lo harían también ustedes?
via Fox News
Para ser un "mimador profesional" o para solicitar el servicio de uno de ellos, es suficiente con ir al sitio cuddlist.com (hasta el momento, solo disponible para Canadá, Estados Unidos y Australia). Robin Marie es una de estas personas que han hecho de los abrazos y del contacto físico terapeútico una profesión: abrazos y caricias en cualquier posición, siempre respetando los límites impuestos del trabajo mismo. Se trata claramente de sesiones de abrazos puramente platónicos, por el que no hay entre las dos partes alguna conexión romántica, sino más bien "espiritual".
Los "mimadores" tienen un código de conducta específico, que impone a los clientes usar al menos una remera o una musculosa, además de los pantalones. En verano son aceptados también los pantalones cortos de gimnasia, siempre que lleguen por debajo de la mitad de los muslos. Boxer o calzoncillos no se aceptan.
Las sesiones de Robin, generalmente, duran de una a cuatro horas y se hacen en un "espacio de relajación" que alquila en Kansas City. Sus clientes son de cualquier tipo y edad: el más joven tenía 20 años y el más viejo 75. Hombres, mujeres de cualquier orientamiento sexual, religión u origen son bien aceptados.
Robin pasa hasta 25 horas semanales practicando mimos a sus clientes por trabajo, mientras otras 10 horas mimando a su pareja y otras 7 mimando al gato. ¡Un mimo contínuo del que no se cansa nunca!
En efecto, los abrazos y los mimos son extremadamente gratificantes, ya que le permiten a nuestro cuerpo que libere oxitocina, una de las tantas "hormonas de la felicidad". Es por esto que el cliente logra relajarse y liberarse de gran parte del estrés. Generalemente, los clientes de Robin son personas a las que le ha faltado mucho el contacto físico a lo largo de los años.
Pero ser un "mimador profesional" no significa solamente "practicar abrazos en posiciones distintas"; se trata de un trabajo más enfocado en la conexión que logra crear con los demás: es importante lograr crear un ambiente seguro y cómodo, estableciendo límites infranqueables y enseñándole al cliente que no hay nada de malo en pedir lo que se desea. "A muchas personas le es difícil pedir lo que necesitan en la vida y un profesional de los mimos puede realmente ayudar en este sentido".
¿Ustedes que piensan? ¿Serían un profesional de los mimos o se dejarían mimar?
