Estos dos hermanos arreglan calzados antes de ir a la escuela para poderse pagar el almuerzo y continuar los estudios

por Patricia Zorzenon

19 Enero 2020

Estos dos hermanos arreglan calzados antes de ir a la escuela para poderse pagar el almuerzo y continuar los estudios
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No todos los niños, lamentablemente, viven una infancia feliz y sin problemas. Algunos de ellos deben ya luchar desde pequeños incluso para obtener un poco de comida, una cosa que debería, en realidad, ser garantizado por los propios padres. No siempre, sin embargo, las familias tienen el dinero necesario para mantener dos, tres o más hijos y es por esto que, por ejemplo, un niño de 12 años y su hermanita de 13 se empeñan cada día para reunir algún dinero por la calle, en modo de poderse comprar el almuerzo. Los dos pequeños emprendedores ofrecen un servicio de reparación del calzado: antes de ir a la escuela, se sientan en la calle y reparan los zapatos a algunos transeúntes. Después de lo cual, los dos se dirigen a la escuela.

via Facebook / Jernnanie Jethro Juaton

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Facebook / Jernnanie Jethro Juaton

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Manuelita y Micko Borbon son dos jóvenes estudiantes de la Palawan National School, queda en la ciudad de Puerto Princesa en Palawan, en Filipinas. Juntos, hermano y hermana, se encuentran cada día en el mismo ángulo de la calle ofreciendo reparar calzados. Arreglan cuanto les es posible, hasta que no han reunido suficiente dinero para comprarse el almerzo del día. A decir verdad, Manuelita ha admitido que además del almuerzo, el dinero le sirve a ellos incluso para participar a los varios proyectos escolares.

El motivo por el cual ya sea Manuelita que Micko son así de hábiles en este campo, está en el hecho que también sus padres trabajan como zapateros.

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Facebook / Jernnanie Jethro Juaton

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La mamá ha admitido que la familia está afrontando dificultades de la que le cuesta salir, sobre todo porque mensualmente hay un alquiler que pagar. En cada caso, la mujer ha expresado todo su orgullo frente a los hijos que parecen tan determinados en querer continuar los estudios.

La vida no es de hecho simple y Manuelita y Micko no se averguenzan para nada de aquello que hacen: creen firmemente que ya sea lo poco necesario para poderse permitir de ir a la escuela. Una historia que nos hace reflexionar sobre aquello que consideramos la prioridad de la vida y sobre cuanto algunos de nosotros somos afortunados a conducir la vida que hacen.

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