Una pareja cambia la vida de un indigente invitándolo a vivir en el jardín de su casa

por Patricia Zorzenon

14 Octubre 2021

Una pareja cambia la vida de un indigente invitándolo a vivir en el jardín de su casa
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Los eventos adversos pueden llevar a la miseria incluso a las personas valiosas. Esta es en síntesis, la experiencia de un indigente estadounidense que, tras el fracaso de su estación de servicio, se encontró en una situación económica cada vez más difícil, hasta tener que vivir en la calle. Pero, precisamente en la calle, se encontró a una persona que lo escuchó, entendió sus dificultades y se le acercó permitiéndole vivir en una parte de su jardín.

De esta manera, nació una nueva amistad y una persona sin hogar permanente, logró estabilizarse para poder reiniciar su vida.

via CBC

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Kin Cormier de Kingston, Otario, es un asegurador de 35 años con un empleo bien establecido. Nunca hubiera imaginado que podía incluir entre sus mejores amigos a un indigente. Sin embargo Kim superó todos los prejuicios sobre este tipo de personas cuando se encontró con David McDonald, de 46 años, un hombre marcado por una serie de eventos desafortunados.

La moto de David se rompió precisamente delante de la casa de Kim en una soleada mañana canadiense. Con la moto averiada, le pidió la cortesía de cuidar su equipaje de manera que él pudiera llegar a un mecánico y conseguir una pieza de repuesto útil para reparar el vehículo. Una vez que regreso con la moto, descubrió que Kim le había preparado un almuerzo junto a su amigo Andrew.

Estos chicos entonces conocieron así la historia de David, el dueño de una estación de servicio que, lamentablemente, quebró hace algunos años. Con la llegada de los graves problemas económicos, también el matrimonio de David se había hecho pedazos colaborando a empujar su vida a la deriva.

 

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Una situación que había empeorado tanto con el tiempo que obligó a David a vivir en la calle y sufrir la humillación de tener que aceptar la caridad de los transeúntes. A pesar de las dificultades, Andrew intentaba no utilizar las instalaciones habilitadas por la Municipalidad para los indigentes porque, en su vida al aire libre, había descubierto que habían personas que se encontraban en condiciones peores que las suyas.

Kim y Andrew entonces así descubrieron la nobleza del alma de David y su carácter dulce y sumiso. Los jóvenes quedaron tan afectados por la historia del hombre que se ofrecieron para ayudarlo. Inicialmente, Kim le ofreció zapatillas y ropa que no le iba más, además de una mochila nueva para poder trasladar sus pocos bienes.

Finalmente, Kim le propuso que se detuviera a domir en una parte de su jardín con una carpa. De esta manera David habría podido utilizar, durante un tiempo, las instalaciones de la casa viviendo en un lugar seguro. Una solución temporal que resultó tan satisfactoria al punto que David McDonald lanzó una campaña de crowfunding para intentar comprar una micro-casa para poder utilizar en lugar de la carpa. Un compromiso económico considerable, dado que se necesitan 18.000 dólares para poder comprar una estructura de este tipo.

Sorprendentemente, la campaña tuvo mucho éxito en las redes donde un desconocido, después de haber leído su historia, decidió colaborar por un importe de 2500 dólares: "Toda esta ola de solidaridad y generosidad hizo que los ojos se me llenaran de lágrimas y se me pusiera la piel de gallina, ¡realmente no podía creerlo!"

¡Esto sí que se llama generosidad incondicional, muy bien a todos!

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