Un mensajero entrega 2 divanes frente a la puerta de una casa: mamá e hijo quedan atrapados por dos días
Parecerá absurdo, pero en Escocia, una madre soltera, Sarah Miller, quedó "atrapada" en su misma casa, junto a su hijo de 7 años, a causa de dos enormes divanes que el repartidor ha decidido de entregar frente a la puerta de la casa. El hombre, asustado de posibles contactos con la familia a causa de la epidemia del Coronavirus, se ha negado a entrar en la casa y simplemente ha dejado los dos enormes divanes Chesterfield en la entrada de la escalera de Sarah Miller. La pobre ha quedado literalmente atrapada por algunos días junto a su hijo y ha sido obligada a pedir pizza a domicilio para alimentar al hijo. Pizza que se le ha entregado directamente desde la ventana.
via Dailymail
Sarah Miller, una mamá soltera de 44 años, seguro que no eligirá nunca más la misma compañía de reparto después de esta mala experiencia. Una vez que llegó, el servicio de reparto ha confirmado de no poder proceder más allá del límite de la puerta de casa por culpa de las restricciones debidas al Covid-19. Sarah ha pensado que si ella y su hijo se hubieran puesto en otra habitación, el hombre podría haber procedido normalmente con la entrega y acomodar los divanes en su lugar. Lamentablemente, no fue así y el hombre dejó los dos divanes apilados uno arriba del otro, justamente en el ingreso de la casa, al inicio de la escalera.
Sarah, que apenas se había separado del ex-marido, ha tenido que llamarlo para que la ayudara. Juntos, de hecho, han logrado mover solo uno; para le segundo, han tenido que esperar la ayuda del hijo más grande, de 23 años. Al mismo tiempo, Sarah ha quedado imposibilitada de salir de casa y ha tenido que ordenar una pizza a domicilio para alimentarse tanto ella como el hijo de 7 años, Joel. La entrega de la pizza se realizo rigurosamente a través de la ventana de la cocina. Solo al segundo día, Jack Ryan, el hijo mayor de la pareja ha intervenido para resolver la situación. Con sus tiempos ha logrado transportar el divan a destinación y liberar la entrada principal del ingreso de la casa.
La compañía que se ocupa de la entrega no ha respondido jamás por las quejas de Sarah, hasta que la mujer amenazó con dirigirse a los diarios. A ese punto, la compañía se disculpo oficialmente por lo sucedido y le propuso a la mujer compensarla con el precio de ambos divanes.
Una historia absurda que, por suerte, se resolvió en el mejor de los modos.
