Queridos hijos, llegará el día en que se convertirán en padres de vuestros padres: así le devolverán el amor recibido

por Patricia Zorzenon

10 Enero 2020

Queridos hijos, llegará el día en que se convertirán en padres de vuestros padres: así le devolverán el amor recibido
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Todo aquello que somos, desde nuestro nacimiento hasta la edad adulta, depende en gran parte de dos grandes maestros: papá y mamá. Siempre han estado para nosotros, pero debemos ser conscientes que llegará el día en que seremos nosotros a cuidar de ellos y a restituir todo el amor que nos han dado siempre. Cuando somos muy pequeños dependemos de papá y mamá en todo y para todo, si nos enfermamos están, cuando caemos están allí, cuando teníamos hambre eran ellos que nos daban de comer.

via American Psychological Association

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Piqsels

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Nos han ayudado a hacer las tareas e incluso nos han consolado la primera vez que nos han roto el corazón. Pero en el curso de los años y cuando nos hemos convertido en adultos, los padres envejecen y pierden fuerza y es entonces que es necesario cuidar de ellos. Incluso, hay algunos casos en que mamá o papá no han sido exactamente modelos de vida para los hijos, pero una persona de corazón noble debería pensar que si está en este mundo es gracias a sus padres. En estos casos la mejor cosa que se puede hacer es poner aparte los rencores que dañan el corazón y devolverlo con agradecimiento y amor.

Aunque si a menudo puede ser difícil cuidar de los padres con la misma dedicación que ellos han tenido por nosotros, sea por trabajo u otras obligaciones, es mejor que el hijo esté lo más presente posible en su vida, recordándoles que todo el amor que una vez han regalado un día será restituído.

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Pxhere

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Tener padres felices dará plenitud a toda la familia, dejando la satisfacción que vale la pena vivir la vida junto a ellos. Es el mejor regalo de agradecimiento que se puede dar; recordándose que un adulto más anciano no es un peso, al contrario, les abrirá los ojos sobre las prioridades del ser humano, porque mamá y papá, aunque si ya son ancianos, no dejan nunca de enseñarnos a vivir.

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