En este restaurante todo el personal está compuesto de ex indigentes en busca de redención social

por Patricia Zorzenon

10 Octubre 2019

En este restaurante todo el personal está compuesto de ex indigentes en busca de redención social
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No es un restaurante cualquiera el que se encuentra en Rua Sao José 54 en Lisboa, en el corazón de la capital de Portugal. El negocio de nombre E Um Restaurante (este es un restaurante) es el primer país ibérico a ser gestionado completamente por personal (ex) indigentes. Una bellísima iniciativa de inclusión y esperanza que ha nacido de parte de la asociación CRECER dirigida a aquellos que con demasiada frecuencia son definidos "los últimos de la sociedad", aquellos menos afortunados o pobres.

via Observador

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La idea ha nacido en el 2016, gracias también a la participación y al apoyo del conocido chef portugués Nuno Bergonse, que ha participado directametne en la selección de los camareros indigentes, descubriendo como cada uno tiene una historia compleja que lleva consigo y siempre diferente a las demás: "La verdad es que he hablado con personas que no han tocado nunca un cigarrillo, no han consumido nunca nada de riguroso y vinieron a la calle por razones completamente diferentes: depresiones, separaciones o divorcios que los han llevado a rechazos familiares...hay de todo".

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A animarlos a cambiar o mejorar la propia vida y creer en sí mismo piensa también la psicóloga Alexandra Evaristo, incluso ella miembro esencial de la asociación solidaria Crecer. 

Nuno Bergonse, chefe consultor e embaixador do nosso Projecto É UM RESTAURANTE e Américo Nave, Director Executivo da...

Pubblicato da CRESCER su Venerdì 27 settembre 2019

No solo la cocina es óptima y no tiene nada de envidiar a aquella que se puede gustar en otros tantos restaurantes des muchas estrellas más reconocidos de fama internacional, pero hacer una escapadita al negocio solidario de Crecer vale sobre todo por su altísimo valor social, por el sentido de comunidad que crea y por el rol beneficioso hacia aquellos que ahora, como camareros del restaurante, no se sienten más los "últimos de la sociedad".

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