Las palomitas de maíz serían un remedio natural contra el envejecimiento precoz: ¡lo revela un estudio!

por Patricia Zorzenon

18 Julio 2019

Las palomitas de maíz serían un remedio natural contra el envejecimiento precoz: ¡lo revela un estudio!
Advertisement

Incluso solo el perfume de las palomitas de maíz evoca sensaciones agradables como las noches en el cine o en casa con amigos quizás mirando el partido en la tv. Este gustoso refrigerio entre los más conocidos es capaz de estimular la sociabilidad entre personas por ser también óptimo para la salud. A confirmarlo es un estudio efectuado por American Chemical Society según el tradicional maíz tostado, consumido regularmente y moderadamente, podría ser útil contra el envejecimiento precoz.

via American Chemical Society

Advertisement
pixnio

pixnio

La llave de todo parece estar en el elevado contenido de polifenol, vale decir de sustancias antioxidantes capaces de contrarrestar los daños de los radicales libres y prevenir trastornos como la demencia senil, osteoporosis y deterioro cognitivo.

Siempre en base a la búsqueda de las palomitas de maíz habría una consistente eficacia en el proteger desde una patología tumoral a la enfermedad de Alzheimer. como si no bastara ya todo esto pueden bajar los niveles del colesterol malo, mejorar la digestión, regular la glucemia en la sangre, reducir las arrugas y las manchas cutáneas y combatir la atrofia muscular.

En sintesis las palomitas de maíz son un verdadero elixir de bienestar, pero el estudio es también muy preciso en indicar los límites entre donde este plato puede dejar de ser un concentrado de bienestar y convertirse solo en comida chatarra. En muchos casos de hecho se tiende a hiper-condimentarlos con manteca, sal, caramelo u otra cosa, eliminando todo aquello que es saludable y transmutándolo solo en un alimento super calórico.

Advertisement
calamity_sal/Flickr

calamity_sal/Flickr

La manera justa para consumir los pochoclos aprovechando el máximo para la salud es cocinarlos al vapor, agregando solo pequeñas cantidades de sal o azúcar, sin ningún otro jarabe, crema o condimento graso. Consumirlos de este modo es menos placentero pero será una cuestión de costumbre, excluyendo todo aquello que es superfluo y que no hace otra cosa que cubrir el sabor original.

Lo que cuenta es su liviandad, su perfume y lo crocante, un poco como cuando nos acostumbramos a beber café sin azúcar: al principio puede parecer amargo, pero una vez hecho el paladar, sera todo otra cosa.

Advertisement