Un papá premuroso salpica con sal la calle congelada para no hacer resbalar a la hija que va al trabajo

por Patricia Zorzenon

16 Febrero 2021

Un papá premuroso salpica con sal la calle congelada para no hacer resbalar a la hija que va al trabajo
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Entre padres e hijos hay una relación que supera la simple genética. No es casualidad, de hecho, que a menudo se diga que todos pueden tener hijos pero que para ser padres se necesita valentía y predisposición. Es también cierto, sin embargo, que con el tiempo se aprende siempre más, que cosa significa ser un padre y una madre: significa preocuparse de cada simple aspecto de la vida de los hijos, cuidar de ellos ya sea en las pequeñas cosas que en las más grandes, poner a veces aparte las propias necesidades y los propios deseos para satisfacer aquella de los hijos.

Un padre, en esta historia, ha demostrado toda su premura frente a una hija ya grande.

via usanews.com

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Elizabeth Bautista Boyd/Facebook

Elizabeth Bautista Boyd/Facebook

 No sirven gestos enormes: los padres demuestran afecto con pequeños gestos y gentilezas cotidianas, capás de hacer sentir a los hijos especiales y amados. Elizabeth Bautista Boyd, una mujer de 38 años de Oklahoma, ha visto incluso una vez de que cosa estaba dispuesto su padre con tal de cuidar de ella.

La mujer se estaba dirigiendo al trabajo, las calles estaban congeladas a causa del frío y una vez que llegó al lugar ha visto a su padre. Estaba esperando que la hija llegara para tirar una línea de sal desde la puerta del auto hasta el ingreso del edificio donde la hija trabaja.

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Elizabeth Bautista Boyd/Facebook

Elizabeth Bautista Boyd/Facebook

Todo esto para impedir que la hija pudiera resbalar y caer en el hielo: la mujer ha tomado la foto y luego lo ha compartido contando la historia, que comienza con "este es mi papá". Las fotos retratan al hombre con una bolsa de sal en la mano que con cuidado, crea un pequeño sendero largo en la calle.

El emocionante posteo, en poco tiempo, ha llegado a miles de personas, generando muchísimos comentarios y compartidos. ¿Cuantos padres estarían dispuestos en hacer lo mismo? Algunos sostienen que incluso sus padres lo habrían hecho, otros que se habrían reído frente a la divertida escena de una caída, pero todos comparten una cosa: nunca se es lo suficientemente grande para ser agradecidos por el afecto demostrado por los padres, que se merecen cada día un abrazo enorme.

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