Adopta a un niño pequeño salvándole la vida: 20 años después es él quien la salva a ella, donándole un riñón

por Patricia Zorzenon

18 Diciembre 2020

Adopta a un niño pequeño salvándole la vida: 20 años después es él quien la salva a ella, donándole un riñón
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Adoptar un niño nunca es fácil, considerando el proceso burocrático en el que cada padre debe someterse antes de entender si es apto o no. Cada país, además, tiene sus propias reglamentaciones estrictas en las que claramente no entraremos en este artículo. Decimos solamente que Ingeborg McIntosh tuvo que luchar para adoptar a su hijo Jordan, a pesar que tenía todos los papeles en regla para poder convertirse oficialmente en la mamá adoptiva de ese niño. Durante 4 años le ha rezado a cualquiera para poderlo adoptar y al final, sus deseos fueron concedidos. Jordan no podría ser más afortunado en encontrar una madre tan cariñosa y atenta como Ingeborg. Hoy Jordan ha crecido y encontró la manera de "recompensar" a la mamá haciéndole saber lo importante que ha sido para él.

via Youtube / HLN

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La madre biológica de Jordan quería que su hijo fuese adoptado por una persona afroamericana, pero luego de 4 años de espera, en donde Jordan quedó al cuidado de Ingeborg, no se presentó ninguna opción de este tipo. A decir verdad, luego de 4 años de cuidado, estaba claro que Jordan quería permanecer con Ingeborg y que ella era efectivamente una mamá merecedora. La mujer, luego de 20 años, describió la primera vez que tuvo a Jordan entre sus brazos: "Ha sido amor a primera vista". Ahora Jordan ha crecido y no ha dudado en dar un paso adelante cuando su mamá lo necesitaba, precisamente como ella no se echó atrás frente a ese niño de color que no esperaba otra cosa que una familia amorosa donde crecer.

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A Ingeborg le diagnosticaron la enfermedad del riñón poliquístico y fue colocada en lista de espera para un trasplante de riñón. Al escuchar la noticia, Jordan ya sabía que era lo correcto: luego de asegurarse que podía ser un donante compatible, el hijo adoptivo de la mujer le ofreció a la mamá su riñón. Ingerborg le repitió varias veces que no debía someterse a una cirugía tan invasiva solamente por ella, pero el joven no quiso entrar en razón. Es lo mínimo que podía hacer por su madre: cada vez que habla de ella no logra contener las lágrimas, demostrando cuanto amor hubo y hay en su relación.

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