Traicionar a la propia pareja usando la web tiene las mismas consecuencias traumáticas de una escapadita: según un estudio

Antes para traicionar a la propia pareja bastaba un ojeada ambigua o incorrecta con respecto a una persona que no sea parte de la pareja o a la clásica disculpa de demasiado trabajo o de las tareas que tienen los entretuvieron fuera de casa por mucho tiempo, solo para ganar alguna hora más con la persona que estamos frecuentando a escondidas de nuestra compañera o compañero de vida. Una traición, que puede ser consumido incluso simplemente sin algún contacto físico real, al día de hoy.

via The Independent

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Con la llegada y difusión cada vez más generalizada de los teléfonos móviles para uso personal, redes sociales y chats privados, cada uno se siente libre de poder coquetear con cualquiera que pueda encender en nosotros una cierta atracción, especialmente física: que sea una bella mujer o un joven que tenemos entre los contactos de Facebok e Instragram o un amigo o conocido que no sentimos y vemos desde hace tiempo pero que siempre nos ha gustado, ahora tenemos la posibilidad de conversar con ellos y de "jugar" simplemente usando el teclado o el touchscreen de nuestro celular.

Tener un smartphone personal nos facilita la posibilidad de "traicionar" o coquetear con cualquiera, basta estar atento de no hacer leer nuestra conversación privada o las fotos comprometidas que hemos enviado para divertirnos a nuestra pareja. ¿Pero cual es la línea sutil que divide una traición secreta consumida cara a cara en el mundo real y una traición nacida entre un chat escondido y una foto enviada de más?

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La realidad es que traicionar a través de la web, no obstante nos parezca en apariencia menos cargada de responsabilidad personal en ausencia de contacto físico, tiene el mismo efecto psicológico de una traición "a la vieja manera": ¿porqué esto? 

Un estudio realizado por el National Institute of Mental Health and Neurosciences de Bangalore en India sostiene como las consecuencias de una traición online sin contacto físico tienen los mismos efectos traumáticos de una "ligereza" o una escapadita como los viejos tiempos.

La diferencia, al día de hoy, está justamente en la carga psicológica de la responsabilidad: las redes sociales permiten un contacto directo con miles de personas y otro tanto de miles de kilómetros de distancia con la cual se puede entrar en contacto, chatear, comentar posteos y fotos, controlar y todo esto sin salir de casa y hacer sospechar a la pareja.

Sin embargo, este tipo de escapaditas digitales, deberían ser tratadas igual de las tradicionales. Son solo cambios de tiempos, pero el vicio no se pierde jamás.