A todos los papás que han criado con amor niños, aunque no hayan sido los propios hijos: gracias de corazón

por Patricia Zorzenon

06 Marzo 2020

A todos los papás que han criado con amor niños, aunque no hayan sido los propios hijos: gracias de corazón
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Interpretar el rol de padre no es una tarea simple, imaginemos cuando los niños con la cual compartirás el resto de tu vida, no son sangre de tu sangre. Este increíble acto de amor merece reconocimiento por su pureza y por el nivel de amor que requiere; cuando un hombre acepta de criar un hijo que no es suyo, pero como si lo fuera, da su amor por el placer de darlo y no por la obligación que pueda tener.

via Psychology Today

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Jocelyn Wallace/Flickr

Jocelyn Wallace/Flickr

Afortunadamente para muchos niños que han sido abandonados por los padres biológicos muchos negligentes o poco habituados al rol de la paternidad, al final llega alguno especial en la vida de sus madres, dispuestos a superar las espectativas y convertirse en sus padres, inclusive si se tiene un ADN diferente. Y si bien no hay algún lazo de sangre entre ellos, la relación que crean es inigualable a veces.

Esta relación crece en el curso de los años, con cada resultado y meta de sus hijos, con cada gol hecho en el partido de fútbol de los amigos, con cada fiesta del papá celebrada juntos; para ellos este nuevo "trabajo" se vuelve su pasatiempo preferido y no sucederá nunca nada en el mundo que pueda distraerlos de cuidar a estos verdaderos hijos del alma.

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Needpix

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En definitiva estas palabras van a todos aquellos que han sanado la vida de estos pequeños y de sus madres. Para todos aquellos que, incluso no siendo su responsabilidad, la han asumido con todo el amor del mundo. Para aquellos que, ocurra lo que ocurra, son plenamente conscientes que la sangre no es importante. Para aquellos que han decidido de convertirse en padres de un modo diferente.

Para estos padres que no tienen nada que envidiar a aquellos ligados de parentelas biológicas, les decimos gracias y los abrazamos, celebrando cada día del año por su inmenso amor que dan a los propios hijos adoptivos.

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