Según los psicólogos, no hay nada de malo en involucrar a los niños en los tareas domésticas

por Patricia Zorzenon

13 Noviembre 2019

Según los psicólogos, no hay nada de malo en involucrar a los niños en los tareas domésticas
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A menudo se tiende a creer que los niños de hoy están más viciados que en el pasado. Mientras antes, de hecho, los hijos en familia eran verdaderos y propios ayudantes de los padres en trabajos y en las tareas domésticas de cada tipo, es probable afirmar que hoy esta tendencia se ha redimensionada mucho.

Esto ha hecho, en muchos casos, que los niños fueran considerados como un "trabajo extra" de los padres, en vez de aliados en la gestión de las tareas de casa. Incluso, por el bien de los pequeños y de los padres, siempre sin las exageraciones que quizás caracterizan el pasado, no estaría mal recuperar un poco del rol "casero" de los hijos. Y diferentes estudios científicos lo han demostrado, difundiendo resultados interesantes. Veamos.

via Psycnet

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Randen Pederson/Flickr

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No solo los niños quieren ayudar en casa, sino que pueden también hacerlo con óptimos resultados. Lo confirma un estudio psicológico realizado por la doctora Rheingold, que reevalúa el rol activo de los hijos en las tareas domésticas. Muchos padres, según lo que ha surgido, deberían dejar de pensar que los pequeños no están en grado o que tanto no quieren. No es así, porque la clave está en hacerlos participar e involucrar en el modo justo.

Durante su experimento, la investigadora ha observado que los niños desde los 18 a 30 meses de edad, se inclinan y alientan con el ritmo justo a ayudar a los padres durante algunos pequeños trabajos de casa, lograban llegar a término estas tareas, de hecho también ofreciéndose espontáneamente para ayudar con entusiasmo.

Estamos hablando, obviamente, de pequeñas actividades como barrer pequeñas zonas del piso o recoger objetos caídos para luego ponerlos en su lugar. Incluso, es significativo notar lo que se ha dicho, exactamente porque significa que no se trata siempre de haraganería de los pequeños, sino de una actitud equivocada, a partir de los padres.

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A este propósito, son muchas en el mundo, las realidades de las comunidades y poblaciones donde los padres saben de poder considerar a los propios hijos como parejas activas en los trabajos cotidianos, dejándolos desarrollar, aunque sean conscientes de una mayor lentitud de ellos. En el mundo occidental, todavía, según lo que se ha descubierto de un otro estudio, raramente los niños se ofrecen voluntarios, y ello es en su mayoría aceptado por los padres y madres.

Involucrar a los hijos en las actividades domésticas del resto, significa hacerlos responsables desde pequeños. No solo: refuerza el lazo con los padres y aumenta su empatía con las dinámicas familiares. Si un niño crece con la costumbre al deber de dar una mano, luego, sabrá ser un adulto gentil, altruista y no aprovechador, en grado de no sentirse superior a los otros y de entender que es siempre oportuno hacer su parte.

Obvio: todo ello no debe significar que se necesita poner a los propios hijos "a trabajar". Cada niño tiene derecho a sus tiempos, a sus espacios, a sus juegos y a su buena dosis de felicidad. En los límites de lo posible, incluso, y quizás haciendo las tareas agradables, es bueno, para muchos padres, aceptar la ayuda de sus hijos, sin pensar antes que en vez es mejor evitar. Haciendo así, los ayudarán a ser adultos más justos, gentiles e independientes.

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