Una enfermera regresa a la casa luego de un turno de 14 horas: el marido le saca una foto y nos explica qué significa trabajar de corrido

por Patricia Zorzenon

15 Julio 2019

Una enfermera regresa a la casa luego de un turno de 14 horas: el marido le saca una foto y nos explica qué significa trabajar de corrido
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En la cima de la lista de las profesiones más preciosas, bellas y al mismo tiempo difíciles está seguramente la de paramédico, la enfermera o enfermero. Se habla de aquellos que cotidianamente transcurren días interminables y masacrantes teniendo cuidado de las personas, aliviándolas de su enfermedad, en la cura y conteniendo a los familiares en la pérdida. Este artículo está dedicado a todos los operadores sanitarios, ángeles sin alas y héroes normales.

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Philip Urtz es de origen romano pero vive en New York, está casado con Jessica, que trabaja justamente de enfermera. Su mujer afronta todos los días con pasión, dedicación y amor, estando junto a personas de cada sexo, edad y etnia que combaten sus pequeñas batallas por la salud y por la vida.

Cuando vuelve a casa ella está tan cansada de tener solo el justo tiempo para comer algo volando, meterse en la cama y recuperar las energías para el otro día. La dura rutina es casi siempre la misma, en pie muy pronto, una ducha, la preparación de la comida, un beso al marido y al perro y luego otra vez al trabajo.

Uno de aquellos innumerables días iguales a los otros, luego un turno de 14 horas y una comida austera, Philip ha decidido de hacer algo para honrar esta cansadora tarea publicando un post sobre las redes sociales que pronto se convirtió en viral. Esto es lo que ha escrito:

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"Esta de la foto es mi mujer Jessica, esta comiendo un sandwich después de un turno de 14 horas, cuando termine irá luego a la cama porque mañana a la mañana deberá afrontar otro duro día. En el hospital ella está al lado de quién sufre por una enfermedad, por un accidente, por una fractura o por otra cosa. Es el ángel custodio de las hermanas, hermanos, amigos, familia, madres y padres.

No tiene tiempo para la pausa del almuerzo y raramente sale a encontrar un momento para sentarse. Cuando entra se saca los zapatos, los mismos que han caminado entre lágrimas y sangre, desea solo un momento de pausa y yo no le pregunto nada porque sé que no le gusta hablar de aquello que ha hecho o ha visto en el trabajo. Aquello que cuenta es que ella sepa que si quiere yo estoy para escucharla.

A veces me ocurre de verla alegre, otras veces está muy triste, pero a pesar del humor suyo y de como se siente, está siempre pronta para su próximo turno. Mi mujer es una enfermera extraordinaria, es mi heroína, es el amor de mi vida y yo la amo con todo el corazón".

Las palabras de Philip son idealmente dedicadas a cada hombre o mujer que desenvuelve el mismo trabajo de Jessica, un acto de valentía, de respeto por cada individuo, un gesto de increible fuerza que a menudo pasa ignorado. Enfermeras y enfermeros hacen su oficio sin pedir de ser celebrados, sin pretender nada más allá de su poca remuneración desproporcionada respecto a aquello que hacen. De vez en cuando estas palabras son para todos, por una vez solo para decir "gracias".

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