Ir demasiado al gimnasio puede predisponer a la infidelidad, un estudio lo confirma

por Patricia Zorzenon

08 Septiembre 2019

Ir demasiado al gimnasio puede predisponer a la infidelidad, un estudio lo confirma
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Malas noticias para quien vive una relación estable con un hombre o una mujer fanáticos de estar en forma, porque esta costumbre, aparentemente sana e innocua, podría predisponer a la infidelidad. Según una investigación efectuada paralelamente por algunas universidades americanas, la excesiva atención por el propio cuerpo no es solo un síntoma de vanidad, sino también de ser conscientemente o inconscientemente en búsqueda de nuevas relaciones. Aquí los detalles del estudio.

via Psychology Today

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Pixabay

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Ir siempre al gimnasio, seguir una dieta y cuidar el propio aspecto, no serían atenciones dirigidas al propio compañero o compañera, sino potencialmente a alguien fuera de la pareja. El querer estar bellos y gustosos para la mujer , marido, novio o novia se vuelve entonces solo una coartada para no dejar de ser atrayentes en general.

Es conocido como muchísimas personas se inscriben en el gimnasio o en cursos de disciplinas deportivas, principalmente para utilizar estos contextos como ambientes sociales, como forma para realizar nuevos conocidos. En estas estructuras se desarrollan esencialmente actividades que involucran el cuerpo, durante la cual se liberan sustancias químicas del bienestar y del placer.

Durante un entrenamiento se transcurre mucho tiempo a charlar y quizás también a "flirtear" inocentemente, independientemente si se es soltero o ya involucrado en una relación. De diferentes investigaciones ha surgido que sobre casi 2.000 sujetos entrevistados, más de un cuarto de ellos sostenía relaciones íntimas con los compañeros de los entrenamientos.

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Scott

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El mismo involucramiento emocional y físico se crea a menudo también entre clientes y personal trainer, con el nacimiento de numerosas historias de amor pero, al mismo tiempo, también el final de aquellas viejas. Estos datos son más bien desconfortantes y pueden hacer temer lo peor a quien no tiene una pareja que frecuenta cotidianamente un gimnasio.

Por suerte, las personas no pueden ser reducidas a pura estadística y aquello que cuenta es saber instaurar una comprensión verdadera y sincera con quién se comparte la vida. Solo así se puede dar y recibir confianza, seguros de estar con alguno que esté de verdad convencido de la elección hecha y que, indepéndientemente de las tentaciones, cada día confirma la propia decisión con el amor que expresa y que merece en cambio.

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