El estímulo estimula, la crítica destruye

por Patricia Zorzenon

17 Junio 2019

El estímulo estimula, la crítica destruye
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Somos de la opinión que en la vida se necesita saber siempre ponerse como objetivo aquello de mejorarse a si mismo - incluso cuando sentimos de haber llegado a una meta importante, tenemos el deber de continuar a hacer lo mejor. Cambiarse uno mismo no es fácil y de seguro no sucede de un dia para el otro, pero debemos tener alta nuestra motivación en buscar el mejoramiento, porque buscar de mejorarse quiere decir también ponerse en discusión: un aspecto fundamental si queremos vivir en armonía con personas a veces muy diferentes entre nosotros. Para cambiar, igualmente, se necesita elegir un enfoque, el cual podrá ser basado sobre el incremento de nuestros puntos de fuerza o sobre la corrección de nuestras debilidades.

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Unsplash

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Un enfoque basado sobre puntos de fuerza será centrado en individualizar a nuestros "talentos mas escondidos", mientras aquellos basados sobre la corrección de defectos se concentrará mayormente sobre un trabajo individual. El enfoque basado sobre los puntos de fuerza parece ser aquel más indicado. Porque? Bien, primero que nada no podemos ignorar nuestro talento: debemos desarrollarlo y multiplicarlo si queremos vivir lo más felices posibles. Además, ya en el pasado este tipo de enfoque ha dado resultados decididamente más convincentes respecto a aquel cuyo foco era principalmente la crítica.

En el 1925 la investigadora Elizabeth Hurlock llevo a cabo un estudio sobre un grupo de estudiantes: su objetivo era aquel de empujar a los estudiantes a mejorar el propio rendimiento escolar. Parte de estos estudiantes, frente al error, reciben los estímulos positivos y los instó a ser mejores; otra parte, en cambio, reciben solamente ásperas críticas por los errores cometidos en el test. Los resultados no dejaron espacio a la imaginación.

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Pixabay

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Entre los estudiantes que habían sido criticados, solo el 19% mejoró el propio rendimiento escolar en el curso del año, mientras entre los estudiantes que habían recibido los estímulos, un 71% logró mejorar los propios resultados.

No se trata de un único caso aislado, numerosas investigaciones han confirmado esta tendencia y las motivaciones principales son debidas al hecho que partir desde los puntos de fuerza permite de ponerse a la prueba respetando la propia autoestima y también la autoeficiencia, o sea la percepción que tenemos de ser capaces de hacer o convertirnos en alguna cosa. En el proceso de aprendizaje, de hecho, es la inteligencia emocional a jugar un rol fundamental.

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