Ningún niño puede ser feliz viendo a los padres que se gritan despotricando continuamente

por Patricia Zorzenon

06 Mayo 2019

Ningún niño puede ser feliz viendo a los padres que se gritan despotricando continuamente
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Para cada individuo el núcleo familiar es el primer contacto con el mundo exterior, la primera forma de interacción y relación con los otros. Crecer en un ambiente sereno es fundamental para el desarrollo psicofísico del niño, que una vez adulto será un miembro sano de la sociedad. Viceversa vivir en un contexto tóxico, donde los padres no ofrecen alguna guía o se comportan en manera violenta, causa graves heridas y lagunas emocionales.

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Pxhere

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Desde la infancia l mamá y el papá son las principales figuras de referencia porqué contribuyen a sentar los cimientos del caracter y de la personalidad. Observando su hijo aprende como relacionarse con sus semejantes y como gestionar las diferentes situaciones de la vida. Asistir a continuas peleas, agresiones físicas o verbales, provoca la sedimentación de emociones, sentimientos y recuerdos en la memoria, incluso en una edad en que no se tienen todavía los medios para comprender plenamente que cosa esta ocurriendo. Aunque no a nivel racional el pequeño entiende que alguna cosa no está bien y lo interioriza.

En una condición en que los roles no son bien definidos, no hay ninguna manifestación de respeto o de afecto parental, el niño tiende a creer que aquella sea la única realidad posible. Creciendo puede entrar en contacto con otras familias y revelar la diferencia con la propia, pero la mayor parte de los daños ya han sido hechos. Excluyendo los casos "borderline" en donde las peleas entre padre y madre llegan a consecuencias dramáticas, cada pareja puede atravezar períodos de crisis o momentos de tensión. Resulta difícil mantener siempre el autocontrol, parar hacer prevalecer el dialogo y comunicar solo con tonos calmos.

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En sustancia ninguno es perfecto, pero esto no debe ser un alivio o una escusa para dejarse ir a escenas de ira que pueden causar verdaderos y propios shock para los más pequeños. La cosa fundamental, incluso en los momentos más difíciles, es buscar de no "dar un espectáculo delante a los propios hijos, protegiéndolos lo más posible incluso de sí mismos. Cuidado incluso a usarlos como instrumento de chantaje o como medio para herirse mutuamente, disminuyendo ante sus ojos la figura de uno y otro padre, tales traumas crean corto circuitos en la mente del niño que de adulto podría tener difiultad en las relaciones interpersonales.

Un vademecum de preciosisimos consejos para mamá y papá de tener absolutamente en mente. Por el bien de nuestros hijos.

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