Es por esto que deberías organizar un viaje con tu madre al menos una vez al año

por Patricia Zorzenon

23 Abril 2019

Es por esto que deberías organizar un viaje con tu madre al menos una vez al año
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Desde pequeños casi todos han tenido la suerte de transcurrir estados felices en el mar o en la montaña con los propios padres. Se trata de experiencias esculpidas en la memoria que venían vividas como una cosa normal, casi una consecuencia irrenunciable para cada familia. Aquellos momentos eran sin embargo dones preciosos, entonces una vez adultos ha llegado el momento de intercambiar regalando quizás unas bellas vacaciones a la propia madre para transcurrir juntos.

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Organizar un viaje con la mamá puede parecer al principio extraño, pero venciendo las primeras inseguridades y perplejidad puede ser una ocasión de verdad irrepetible. Ocurre a veces que con los años el mundo de una persona se reduzca muchísimo, con costumbres que se encierran en una rutina que se repite cada día. Los horizontes se reducen, se dice adiós a los aseos, así que el aburrimiento y la nostalgia toman la sartén por el mango. Estas circunstancias son particularmente frecuentes cuando en una pareja casada el marido viene a faltar relativamente pronto, dejando a la viuda en una soledad apenas intercalada con visitas ocasionales de niños.

A mayor razón es propio en estos casos que se necesita estar junto a la propia madre no solo con pensamientos materiales sino dedicandole el propio tiempo de calidad. Unas vacaciones una vez al año es la manera mejor y más dulce para mostrar todo el calor y el amor de la cual tiene necesidad. Una parecida experiencia no es solo saludar, para ella sino también para los mismos hijos. Transcurrir los dias en una dimensión diferente de la común puede ayudar a consolidar la unión y hacer descubrir aspectos del todo inesperados.

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Cuando se está confinado a las cuatro paredes domésticas y en los hábitos habituales de todos los tiempos, no se tiene la oportunidad de expresarse y poner afuera una personalidad a menudo polifacética. En unas vacaciones lejos de los mismos patrones cotidianos, la madre seguramente comenzará a dibujar anécdotas e historias para compartir con sus hijos.

En un contexto diferente, a menudo aprendemos a ver a una persona como nunca antes en aquel momento, conociendo los lados del caracter que nunca imaginamos. En lugar de dudar, no hay nada más que hacer que la maleta, para llenar con nuevos recuerdos para cuidar dentro del corazón para el resto de la vida.

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