La tranquilidad de no tener nada que esconder es un regalo que no tiene precio

por Patricia Zorzenon

11 Abril 2019

La tranquilidad de no tener nada que esconder es un regalo que no tiene precio
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Pocas personas en el mundo poseen el gran regalo de la verdad, logrando a ser siempre sinceros en cualquier contexto, sea consigo mismo que con los demás. Cuando no se tiene nada que esconder, cuando se vive siguiendo honestidad y coherencia, respetando los propios valores, se conduce a una existencia plena, iluminada y sana. Cierto que la cosa es mucho más fácil decir que hacer, incluso probar llegar este estado de gracia puede no tener precio.

via forbes.com

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Cada individuo que vive en sociedad con los propios semejantes está llevado cotidianamente a mentir. En la mayor parte de los casos se trata de pequeñas mentiras de circunstancia, dichas para no ofender o para no hacer preocupar, pero siempre de mentiras se trata. Pedazo tras pedazo se construye un recinto que puede terminar con aprisionar la propia verdadera interioridad, aquella espontánea de la infancia, aquella que no conoce filtros y que desea siempre llamar las cosas con su nombre.

Cuando se trata de mentiras "necesarias", vale decir aquellas que sirven a hacer la vida más dulce y soportable, puede también pasar, pero exagerar no es sano. Puede ocurrir de vivir en constante contradicción de los propios principios, haciéndonos deslizar sobre las injusticias y contradicciones.

No tener el coraje de decir la verdad cuando se necesita hacerlo, contar historias a otros y engañarte a ti mismo puede dañar tu salud e infligir golpes muy duros a tu propia autoestima. Sin embargo, es cierto que la franqueza no es unidireccional, sino que también debe ser absorbida por otros y soportada cuando se restituye.

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 En general, ser siempre sincero es realmente complejo, pero falsificar continuamente la propia realidad a largo plazo es mucho más agotador. El precio a pagar puede ser tener que distanciarse de aquellos que no pueden aceptar lo que realmente se piensa en el corazón, pero al final es una selección natural, algo que recompensará en gran medida en el futuro. El resultado de una vida más límpida y transparente es una mayor serenidad, una profunda calma interior, porque el no tener esqueletos en el armario lo hace más fuerte y más seguro. Este proceso puede ser largo, como una especie de "desintoxicación", pero al final valdrá la pena.
 

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