En amor es bueno poner aparte la lente de aumento y tomar en mano un espejo
Las relaciones sentimentales, por cuanto bellas e intensas, son siempre complejas y a veces difíciles de manejar. Es mas, cuando mas una relación se profundiza y mas se descubren aspectos de la propia pareja que puedan no gustarse, emergen problemas de convivencia. Dentro de un cierto limite, aquello es normal: el amor, aquel verdadero, no dibuja de rosa toda la existencia, sino lleva a ver claramente al otro, y a amarlo, no obstante aquellos defectos que no iran jamas de acuerdo.
Sin embargo, hay personas que, a pesar de estar enamoradas, no dejan de resaltar todo lo que les molesta en la relación y en su pareja, a fin de mantener la relación bajo control; un comportamiento que corre el riesgo de condenar la relación a una dinámica peligrosa de infelicidad.
Allan Filipe Santos Dias/Unsplash
Estas personas deben dejar de lado la lupa con la que miran la relación y el compañero y recoger entre las manos un espejo.
Por lo general, atribuyen a la pareja la responsabilidad de todos los problemas dentro de la relación; además, creen que existe una fórmula perfecta para la "curación": para corregir el comportamiento incorrecto del otro.
Esta forma de concebir la relación y la pareja en muchos casos es errónea: generalmente en una pareja, los problemas se relacionan con la dinámica relacional, no con una persona.
Los que tienen este tipo de enfoque deberían dedicarse más a la psicoeducación, que funciona como un espejo con el que identificar sus propios miedos, inseguridades y los patrones relacionales heredados de nuestra infancia.
No solo eso: ella nos permite lograr las herramientas emocionales necesarias para administrar y vivir mejor una relación. De hecho, cada relacion implica una cierta dosis inevitable de conflictualidad, que puede sacar lo peor de nosotros, haciéndonos ciegos a nuestras responsabilidades.
Sin embargo, recriminar las fallas del otro sin un examen de conciencia necesario y preliminar a largo plazo no funciona, pero condena la relación al final o la infelicidad: la perfección que buscamos no existe.
Mejor, entonces, tirar la lupa, y comenzar a observarse a si mismo, descubriendo la propia humanidad en los propios errores y aprendiendo a aceptarse y amarse; solo asi lograremos vivir en libertad y alegria a la pareja.