Usurpadores ocupan la casa de un abuelo de 88 años, que deseaba venderla para estar con su esposa en un hogar de ancianos

por Patricia Zorzenon

13 Febrero 2021

Usurpadores ocupan la casa de un abuelo de 88 años, que deseaba venderla para estar con su esposa en un hogar de ancianos
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En el curso de la vida es obvio afrontar un número considerable de problemas y dificultades que, con la vejez, se espera que vayan reduciéndose gradualmente. Todos quisiéramos afrontar la última parte de nuestra vida con la justa calma y serenidad. Imaginen, en cambio, llegar a los ochenta años y ser privados de una cosa entre las más importantes que tienen: la propia casa, aquella donde han formado una familia y han envejecido por muchos años. En Tolosa, Francia, un hombre de 88 años, Roland, vió como un grupo de personas usurpadoras ocuparon su casa.

via Lci

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Roland tiene 88 años y repentinamente no está más en grado de acceder a su vieja casa, aquella donde ha formado su familia y ha vivido por tantos años. Desde algún tiempo, el anciano no vive más en esa espléndida casita, pero va cada tanto para cuidar de ella. Su objetivo es venderla para poder permitirse pagar su permanencia en un hogar de ancianos donde ya ha sido ingresada su mujer. "Mi mujer está totalmente sola en un hogar de ancianos, ya está comenzando a no estar bien con su cabeza, debo estar con ella" ha comentado el anciano.

Roland contaba mucho con la venta de la casa para poder estar con la mujer lo antes posible. Considerando también la crisis sanitaria que transcurre en el país, la posibilidad de hacer una visita a la mujer son siempre cada vez menos.

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Una ley para acelerar el procedimiento de desalojo ha sido aprobado en diciembre del 2020, pero los usurpadores están todavía allí. "Estoy muy enojado, tengo 88 años, la casa siempre ha sido mía y ahora están ellos, como si nada fuera" ha dicho enfurecido Roland. Su historia ha sido dada a conocer incluso por el ex jugador de rugby Grégory Lamboley, el cual ha decidido crear una recaudación de fondos para demostrar su apoyo al anciano que está viviendo esta terrible situación.

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Podemos solo imaginar como puede sentirse Roland, violado y privado de una de sus cosas más importantes, su casa, que se ha ganado y "construído" con fatiga y sacrificio. Toda la historia toma un giro todavía mucho más tremendo si pensamos que Roland no puede estar con la mujer enferma justamente a causa de los usurpadores que le impiden vender la casa. Por ahora los abusivos se esconden dentro de ella y se oultan cuando alguien pasa frente a la casa; esperamos que la situación pueda resolverse lo antes posible.

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