Sincronicidad: cuando las coincidencias no existen pero todo ocurre por una razón

por Patricia Zorzenon

01 Octubre 2019

Sincronicidad: cuando las coincidencias no existen pero todo ocurre por una razón
Advertisement

La convicción que las cosas ocurran por una razón bien precisa, que exista un diseño, una lógica, un plan detrás a todo, es cosa común en diferentes disciplinas filosóficas, en teología y psicología. En los pequeños episodios de vida cotidiana o en grandes eventos que involucran tantas personas, a menudo se logran encontrar conexiones, como hilos sutiles que unen acciones y reacciones, causa y efecto. A todo esto ha sido dado el nombre de sincronicidad.

Advertisement
Pixabay

Pixabay

Carl Gustav Jung alrededor de los años '50 ha sido el precursor de este fenómeno fascinante, que se verifica continuamente, pero donde la ciencia no ha logrado dar todavía una explicación. Del simple conocimiento de una persona que se veía durante años, en el momento mismo en que lo estaba pensando, hasta tomar accidentalmente un tren que lo llevará al destino correcto.

Según la teoría más acreditada de la psicología, si bien no corroborada de pruebas empíricas, existiría una simbiosis profunda entre el hombre y su ambiente. La cronología de los eventos, el modo con el cual las personas se mueven en un determinado espacio, son inconscientemente relacionadas al pensamiento consciente o inconsciente.

Advertisement
Sliding Doors/Miramax Films

Sliding Doors/Miramax Films

Imágenes, símbolos, todo aquello que se ve, se siente, viene recibido y elaborado contribuyendo a crear una realidad de eventos que solo aparentemente parecen sueltos entre ellos, pero que tienen un único común denominador. No se trata entonces de destino, de magia, de fuerzas ocultas y místicas que pilotean el todo, sino solo de mensajes escritos sin pensar y leídos sin querer.

Ampliando la atención y afilando los sentidos a los signos que continuamente cada uno de nosotros deja alrededor para ser recogidos por algún otro, se podría entrar en contacto con esta infame sincronicidad. El truco es quedar receptivos, abiertos a la posibilidad, tomando quizás también solo por un instante el sentido del todo y viendo una porción de aquel proyecto que cada individuo es llamado a tratar para hacer su parte.

Advertisement