La muerte de un animal doméstico hace mal como la pérdida de una persona muy querida, lo dice la psicología

por Patricia Zorzenon

16 Abril 2019

La muerte de un animal doméstico hace mal como la pérdida de una persona muy querida, lo dice la psicología
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Decir adiós al propio amigo de 4 patas provoca un dolor muy intenso, comparable a aquel que se tiene cuando se pierde a una persona muy querida. Una parecida afirmación puede parecer exagerada a quien jamás ha tenido un perro o un gato pero es la pura verdad. No se trata solo de una opinión compartida de otras personas que han vivido historias parecidas sino del parecer técnico de los psicólogos. La muerte de un animal doméstico es un luto completo.

via psychologytoday.com

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Lamentablemente no siempre es fácil explicar a los demás el propio estado emocional ni tanto menos se pueden pedir días libres como cuando viene a faltar un familiar. Aquello hace el dolor todavía mas cansador de manejar porque no se puede ni detener un momento para metabolizar el sufrimiento, ni se puede mucho menos contar sobre la comprensión de amigos y colegas. Aquello sucede en especial modo cuando ninguno de ellos es ha encontrado jamás en una situación similar.

Una investigación firmada del Departamento de Psicología de la Universidad de Lancashire Central en Gran Bretaña ha evidenciado como la unión entre seres humanos y animales domésticos es comparable a aquel entre las personas.

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Descontado decir que un perro o un gato se vuelve con el tiempo a todos los efectos un componente de la propia familia. La relación con ellos activa los mismos procesos cerebrales y hormonales de cuando se estrechan relaciones humanas. Quien abraza o mima al propio animal como si fuera el mejor compañero no es de hecho un loco, si alguno osa pensarlo poco importa porque la verdad es bien otra.

Estas adorables criaturas lamentablemente viven relativamente poco respeto a una persona, en consecuencia cuando no están más dejan un vacío inmenso.

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Según Dan Reidenberg, este tipo de luto va elaborado sin reprimir las propias emociones En este proceso no se necesita tener alguna prisa porque cada uno tiene sus tiempos y es inútil comparar el propio dolor con aquel de algun otro. Si no se logra a cortar la tristeza no se necesita avergonzarse porque no es absolutamente extraño. No se debe dudar en pedir ayuda a alguien, que se trate de amigos, familiares, grupos de apoyo o terapeutas. 

Fuentes: https://www.uclan.ac.uk/

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